miércoles, 24 de septiembre de 2014

FIEBRES Y CALENTURAS EN LOS VALLES DE ARAGUA; PRIMERAS DECADAS DEL SIGLO XIX

Escrito por: Nelly Guilarte Ugas

Para finales del siglo XVIII, se había generalizado con el nombre de Valles de Aragua toda el área oriental de la  cuenca del Lago de Tacarigua o  Valencia; comprendiéndose en esta  los antes llamado valles de: Aragua, Turmero, Cagua, Maracay y Tapatapa.  En los albores del siglo XIX cuando Humboldt pasa por estas tierras al describir al valle de Aragua señala: “… los riachuelos de los valles de Aragua forman un sistema particular y dirige sus corrientes  hacia una cuenca cerrada  por todas partes: no llevan sus aguas  al océano sino que se reúnen en un lago interior[1]

Los Valles de Aragua corresponden a la cuenca del Lago de Tacarigua; en esta zona se había asentado una numerosa población indígena desde tiempos inmemoriales con un importante desarrollo en los aspectos: culturales, religiosos y económicos, en este último destacan los relacionados a su economía productora de alimentos, donde se combina el cultivo principalmente de la yuca con la pesca lacustre y la caza;  por otra parte resalta el desarrollo de una compleja alfarería  religiosa y utilitaria[2].

Hemos querido presentar estos dos párrafos  preliminares a manera de precisión tempo-espacial;  apoyándonos en una premisa Braduelina “La historia es una dialéctica de la duración; por ella gracias a ella, es el estudio de lo social, de todo lo social, y por tanto del pasado; y también, por tanto, del presente ambos inseparables”[3]

Esta nota se ha escrito en el contexto de una fuerte y achacosa virosis que nos ha afectados casi todo de nuestro núcleo familiar, así  como  vecinos, allegados, conocidos  y desconocidos,  en este nuestro estado natal Aragua y en otras entidades (en menos proporción);   dicha enfermedad según los “expertos” es viral y  se le conoce con el nombre  “Chikungunya”[4]. Una gran diatriba y polémica se ha generado en torno a esta enfermedad dimes, diretes, acusaciones, chistes, sátiras y pare usted de contar, mientras caemos uno a uno.

Me ha parecido pertinente, presentar algunas breves consideraciones históricas sobre las epidemias febriles que azotaron a  los valles de Aragua  a finales del siglo XVIII; pero sobre todo en las primeras tres décadas del siglo XIX, he querido traer a nuestro presente  para quienes quieran  y puedan tomar un espacio de su tiempo en revisión algunos testimonios  registrados en la documentación de la época.

Lienzo del Pintor Francés Pierre Subleyras (Imagen ilustrativa)
Según las fuentes consultadas, las calenturas febriles epidémica  se presentaron en los Valles de Aragua causando grandes perjuicio y desolación  en la población en los años  de 1781, 1802. 1804, 1808, 1819, 1824. En la obra sobre el Licenciado José María Benítez, Fermín Vélez nos deja algunos argumentos al respecto “…a comienzos  del siglo XIX, fiebres en forma endémica atacaron las poblaciones de Aragua en los años de 1802 y 1804”,[5] razón por la cual fueron enviados los doctores en medicina  José Ángel Álamo[6], José Joaquín Hernández y Carlos Arvelo para tratar dichas epidemias; el primero atendió 5.000 enfermos y el ultimo 406[7].

En aquellos pasados años también  el tema de las calenturas endémicas causaban desasosiego  e incertidumbre en los pobladores, muchos atribuían la epidemia a las aguas pantanosas y pestilentes del Lago de Tacarigua y a sus constantes y largas  sequias “Los fuertes veranos y el desecamiento del Lago de Valencia también tuvieron consecuencias negativas sobre la salud de la población, desoladoras y recurrentes epidemias de pestes y calenturas se observaron a partir de 1781 extendiéndose hasta mediados del siglo XIX”[8] Humboldt manifiesta que las proximidades de la laguna  no son malsanas el problema se presenta en la época de grandes sequias.[9] En la memoria  que Carlos Arvelo escribe sobre la fiebre  intermitente en los Valles de Aragua señala que la epidemia que desde mayo a octubre ha exterminado cerca de seis mil individuos  “debe su origen  a la putrefacción vegetal que se verificó en gran parte de las orillas del lago de Valencia”[10]

El 11 de julio de  1808, el investigador Francisco José Iznardi[11] presentó en Maracay un informe con un conjunto de observaciones  sobre la fiebre en los Valles de Aragua; las autoridades responsables de la Dirección  de Renta del Tabaco  manifestaron su valoración y aceptación  de las opiniones esbozadas por Iznardi, al mismo tiempo manifestaron: “Todas estas circunstancias, al paso que hacen útiles y recomendable el trabajo que este profesor  ha dedicado  desde el principio de la actual epidemia en obsequio de la salud pública, nos hace representar á V.S. sobre la absoluta imposibilidad en que estamos  de asistir  solos al crecido número de enfermos  que comprende el distrito infectado”[12] Cuando se presenta este memorial habían 6.000 personas infectada de la calenturas estimamos que la población enferma alcanzaba casi al 20% del total de la población de toda el área ya que la población total no alcanzaba a los 35 mil habitantes.

La epidemia febril que afectaba  a las poblaciones de los valles de Aragua  desde  la Victoria hasta Guacara,  tenía sus orígenes en causas multifactoriales; según el citado informe se  resaltan: fenómenos meteorológicos, topográficos, la intervención antrópica del medio  y las paupérrimas condiciones socioeconómicas en las que viven los  peones labradores de las plantaciones de tabaco. El investigador hace énfasis en el régimen de lluvias, sequias  y los pantanos  que se producen en las adyacencias de la laguna “…y que debe ser una conseqüencia legitima que existiendo las mismas causas debe tener iguales efectos: es decir, que todos los años desde mayo hasta octubre deben esperarse en estos Valles  las mismas enfermedades en proporsión de sus causas, de la predisposición de estos habitantes y de la eficacia de los medios que se adopten para preservarlos o curarlos[13]

Al parecer  las autoridades coloniales  dictaron medidas de prohibición de cultivar en las tierras afectadas contiguas al lago; generándose un conflicto de intereses que se evidencia por las reacciones de varios hacendados protestando las regulaciones gubernamentales;  entre estos propietarios están: Don  Antonio Rodríguez Acosta, Don José Manuel García y Don Pedro Antonio Estevanott, quienes en mayo de 1809 consignaron ante el Teniente y Justicia Mayor del pueblo de Maracay  los pronunciamientos por escrito, protestando la prohibición de cultivar las tierras afectadas por el contagio de las calenturas.[14]

         Era endémica la situación que en estos valles se presentaba  por las calenturas que padecía la población; para  1819 se reportaron solo en el pueblo de Turmero 1.430[15] enfermos de la mencionada  calentura; cifra bastante alta  al considerar que la población de este pueblo se calculaba para entonces, en 4.200 habitantes lo que significaba que casi el 35%  de su población estaría infectada por la enfermedad.
         Los testimonios dado por unos labradores en un remitido de 1824, donde solicitan permiso para sembrar tabaco, describe  las condiciones de vida de los agricultores y retrata el panorama  pavoroso de las epidemias febriles “ Pero  no es el presente el mayor escollo la degeneración del terreno, es una epidemia voras que consume los tristes restos de población escapadas de los años anteriores… y si los muertos hablasen  aun, invocaríamos el incontestable testimonio  de las innumerables victimas que ella a inmolado en pocos dias"[16]

         La alarmante situación llevó a la municipalidad de Caracas a emitir sendos pronunciamientos; uno el 29 de mayo de 1825 y el otro el 6 de junio del mismo año; a continuación citaremos como referencia ilustrativa fragmentos de ambos:

El Acta de la Municipalidad  fechada  29 de mayo de 1825

El Sr Alcalde  primero  puso en consideración del cabildo los estragos  que había causado  la fiebre en los ricos y deliciosos Valles de Aragua: que la Junta de Sanidad, y este I. Cuerpo sin embargo de la compasión que sentía  hacia aquellos desgraciados objetos de la humanidad se encontraba sin facultades bastantes para socorrerlos, y auxiliarlos  en la triste  y fatal calamidad que los aflije y que solo la cooperación del Intendente podría tomarse una medida  pronta y eficaz para cortar el peligro del contagio  que amenaza  a esta población, por haber llegado la peste hasta los altos de San Pedro. Que esta medida era tanto más urgente, cuando que no estando nuestros pueblos  tan adelantados , podría  valerse el fanatismo  de esta causa natural  para propagar que era castigo del Cielo  por el cambiamiento del gobierno, y esto ser tantas otras armas  para los enemigos  empeñados siempre en derrocar el sistema: pero que aun sin esta consideración circunstancia de los lazos  de la naturaleza, y de la política  que nos ligan con aquellos pueblos”[17]

Fragmentos de otra Acta fechada  el 6 de junio de 1825

“…tomando nuevamente en consideración  el lastimoso estado en que se hallan los Valles de Aragua por los progresos que ha hecho allí la fiebre, y deseando tomar las previsiones  que estén a su alcance  para socorrer á los infelices enfermos, y evitar el contagio que amenaza a esta población,, hizo convocar á su sala al Sr, José Bentura Santana con el objeto de indquirir el destino que se había dado a la cantidad que produjo las subscripciones voluntarias  hecha entre los vecinos y el montamiento total de ella. A lo que contesto el señor Santana que en esta capital se habían recogido mil ciento sesenta pesos y en la Guayra  como trescientos y pico con cuyas cantidades enviar  tres botiquines , uno a la Victoria, otro a Cagua y otro a Turmero;…”[18]






[1] HUMBOLDT, Alejandro; Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente  Tomo III. Segunda Edición Ministerio de Educación. Caracas 1956. P. 77
[2] SANOJA,  Mario; El desarrollo de los sistemas de producción en la Venezuela Prehispánica en:   http://revistas.ucm.es/index.php/REAA/article/viewFile/REAA7878110055A/ p.  85
[3] BRADUEL Fernand; La Historia y las Ciencias Sociales. Alianza Editorial S.A Madrid 1968-1970  Impreso en España por Ediciones Castillo S.A p.115
[4] Según algunos artículos especializados y no tan especializados la enfermedad la transmite el zancudo llamado comúnmente tigre; sus síntomas aparecen supuestamente 3 días después de la picada del mosquito infectado; entre las manifestaciones del desarrollo de la enfermedad hemos sufrido de un brote  eruptivo que enrojece nuestra piel, cuadros febriles y dolores en las articulaciones; nos saca de combate y postra en cama, también nos ha producido agotamiento e inflamación de ganglios en el cuello,  en los estudios  químicos de laboratorio se presentan bajas las plaquetas y lo peor de todo, cuando  pensamos que hemos mejorado, recaemos con dolores, malestar y decaimiento general; esta descripción se hace en función de nuestra propia experiencia y de los testimonio  que hemos compartido de nuestros coterráneos que han padecido este mal.
[5] VELEZ BOZA, Fermín; El Licenciado José María Benítez, su contribución médica, científica y social (1790-1825. Biblioteca de Autores y Temas Aragueños. Gobernación del Estado Aragua. Maracay 1995. P 37 
[6] ZAPATA, Leonor; Médicos en la firma del Acta de la Independencia. Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina Volumen 60 N° 1-2  Año 2011 en   http://revista.svhm.org.ve/ediciones/2011/1-2/?i=art12. P.212 José Ángel Álamo  nace en  Barquisimeto en 1774 se doctora en Medicina en 1802 en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, participó en los acontecimientos independentistas, en 1811 aparece entre los que firmaron el Acta de la Independencia; también se le reconoce  ser fundador de la Sociedad Medica de Caracas.
[7]VELEZ BOZA, Fermín; El Licenciado José María Benítez, su contribución médica, científica y social (1790-1825.. P. 37
[8] GOMEZ CEDEÑO, Ysabel María; Pueblos de Doctrina y Propiedad Comunal Indígena en Venezuela: el Resguardo Indígena de Nuestra Señora de la Candelaria de Turmero, 1593-1870  P. 57
[9] HUMBOLDT, Alejandro; Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente. p.96
[10] Universidad Central de Venezuela  Boletin del Archivo Histórico/3 ediciones de la Secxretaria de la UCV Caracas 1984 p. 93
[11] Iznardi participó en los acontecimientos independentistas de Caracas, le correspondió la Secretaría del Congreso de 1811 hasta el 6 de abril de 1812
[12] Universidad Central de Venezuela Materiales para el Estudio de la Cuestión Agraria en Venezuela (1800-1830) Vol. 1 Tomo 2 Caracas 1964. P. 24 “Observaciones sobre la fiebre en los valles de Aragua,  hallado en el Archivo  de la extinguida Dirección de la Renta del Tabaco y mandado a publicar por la Intendencia republicana, en 1824, por considerarla de interés público” p. 27
[13] Ibídem p.24
[14] Ibídem págs. 30-31-32-33-34-35 y 36.
[15] VELEZ BOZA, Fermín; El Licenciado José María Benítez, su contribución médica, científica y social (1790-1825. p. 37
[16] Universidad Central de Venezuela Materiales para el Estudio de la Cuestión Agraria en Venezuela (1800-1830) Vol. 1 Tomo 2 Caracas 1964. Ob. Cit. P. 380
[17] Ibídem p. 432
[18] Ídem.

miércoles, 4 de junio de 2014

UNA CRIOLLA NATURAL DE SANTIAGO DE CUBA PRIMERA MADRE DE LECHE DE SIMON BOLIVAR: comentarios y notas


Escrita por: Nelly Guilarte Ugas


Partiendo de esta premisa “la historia no es juzgar; es comprender y hacer comprender[1] esbozada por  Lucien Febvre  en su obra Combates por la Historia; asumo las presentes líneas con el intención de compartir algunos aspectos relacionados con la  primera mujer que le correspondió amamantar a Simón Bolívar, la criolla cubana Inés Mancebo de Miyares; hecho que podría pasar por fútil y trivial de no ser porque se refiere al Libertador.



Imagen ilustrativa
Decidí escribir sobre este tema calificado  de intrascendente por algunos actores, al calor de la diatriba  que se ha manifestado en nuestro país (Venezuela), en torno a una lección que aparece en uno de los textos de la Colección Bicentenaria[2], en el cual se afirma que “una cubana amamantó a Simón Bolívar” (El Libertador).



La fuerza que en nuestro país ha tenido la concepción historiográfica que ha exaltado la vida de los prohombres y  la utilización de estas figuras en el discurso político de los grupos gobernantes   durante toda la vida republicana, ha hecho del Libertador y todo lo referente a su accionar,  elementos polémicos y controversiales.



Si bien es cierto  para algunos  el hecho de quien amamante a  alguien  o no, podría pasar como inadvertido o considerarse de poca trascendencia; no es menos cierto que también los hechos menudos y cotidianos podrían conducirnos a comprender  aspectos   fundamentales y constitutivos de una sociedad;  sobre todo  nos ayudan o estimulan a recrear  parte de la historia;  esos sucesos cargados de sentimientos  son esencialmente humano, tienen el vigor para  sobrepasar la dimensión del tiempo pasado y llegar hasta  el presente con la  preeminencia que les reviste.


 No fue algo excepcional que personas “extrañas” lactaran a Simoncito, era práctica común durante la colonia y muy adentrado el siglo XIX; las familias aristocráticas y de cierta posición económica y social solían contar con mulatas, zambas,  “libres”, o esclavizadas para cumplir esta función. En el caso de la familia Bolívar, una de las mas encumbradas aristocráticas y mantuana de la Caracas colonial, esto no podía ser diferente, debemos suponer que los hermanos del Libertador también ostentaron el privilegio de ser amantados  por alguna esclavizada; mas sin embargo, por la connotación que toma el más pequeño de los vástagos de esta familia en la historia de Venezuela,   este acto ha sido y es objeto de disímiles  reseñas.


Sobre las mujeres que amamantaron al Libertador variadas son las referencias que encontramos en: artículos, libros y crónicas, gran parte de los escritores que le han dedicado líneas o biografías al Libertador por lo menos reseñan  lo referente a las nodrizas de Simón Bolívar; reconocidos historiadores e historiadoras, oficiosos y principiante  señalan algún comentario al respecto.


  Entre la más conocida y reconocida nodriza del niño Simón Bolívar  está “La Negra Hipólita”[3] algunas cartas del el Libertador  dejaron para la posteridad el reconocimiento y la huella que esa relación dejó en su vida, plasmada  con palabras de admiración, respeto y amor filial en sus epístolas,[4] entre estas  citaremos la correspondencia enviada a su hermana María Antonia, donde trata asuntos de la vida intima familiar, intereses económico relacionado con las propiedades de él y su familia, la carta  fechada en el Cuzco. el 10 de julio de 1825,   señala Te mando una carta de mi madre Hipólita para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella”[5]


También es digna de mencionar, la comunicación dirigida al Dr. José Ángel Álamo desde Bogotá, el 21 de septiembre de 1827, donde Bolívar le instruye,  para que le sea asignado de su cuenta personal, un estipendio de treinta pesos a Hipolita,  al cierre de esta esquela afirma:   Mi deseo es que esta infeliz que me alimentó no perezca de miseria”.[6] Cuatro años antes,   en  mayo 1823, él había indicado a su sobrino Anacleto mediante una  carta para que este le ordenara al arrendador de la hacienda de San Mateo pasar una mensualidad de treinta pesos a Hipólita de por vida.[7]


También se ha señalado a Matea como  otra  de las mujeres que dio pecho a Simón Bolívar, hecho que podría ser cierto ya que esta era una de las esclavizadas del servicio doméstico de la familia  Bolívar y al parecer también estaba parida para entonces;  pero advierte el historiador Ramos Guedez “Que en los múltiples  escritos del Libertador  no se ha encontrado ninguna referencia al respeto”[8]


El caso que en esta oportunidad queremos resaltar, es el de Inés Mancebo de Miyares la criolla Cubana, de quien Bolívar tomo pecho por primera vez; reseñado por  escritos, historias y crónicas y que he retomado en función pedagógica. Dos documentos  del Libertador testimonian,  que Doña Inés  cumplió con esa  función; el primero fechado en Caracas en agosto  de 1813, remitido a  Manuel Antonio Pulido quien actuaba como Gobernador de la Provincia de Barinas;  dicha comunicación se emite en función  de solicitar se levantara una medida de secuestro[9] que pesaba sobre los bienes de esta familia en la Provincia de Barinas “… corresponde a la gratitud que un corazón  como el mío sabe guardar a la que me alimentó como madre  fue ella la que en mis primeros meses me arrulló en su seno . ¡Que mas recomendación que esta para el que sabe amar y agradecer yo! Bolivar [10]


El segundo  documento,  es una carta fechada en Caracas el 23 de junio  de 1827, remitida por Libertador al Coronel José Félix Blanco, Intendente del Orinoco,  donde Simón Bolívar recomienda a Inés Mancebo de Miyares,  en la cual expresa, que ella le dio de mamar en sus primeros días;  para ilustrar cito a continuación: “Mi querido Coronel y amigo: con el mayor  interés  me empeño con usted para que usted se tome la pena de oir en justicia a mi antigua y digna amiga la señora Mancebo de Miyares que, en mis primeros días me dio de mamar ¿Qué mas recomendación para quien sabe amar y agradecer?  Soy de Vd. El mejor amigo.- Bolívar”[11]


          En crónicas de Caracas, Arístides Rojas[12] nos deja un artículo titulado “La primera nodriza de Bolívar”  en este, de forma muy amena, amplia y pormenorizada  encontramos una  reseña de la vida familiar de esta mujer que le correspondiese amamantar al niño simón  “… Doña Inés Mancebo de Miyares, de noble familia de Cuba muchacha esplendida poseedora de un carácter tan recto y lleno de gracia…”[13]


En los relatos de  esta crónica, sobre la primera Nodriza de Bolívar hay tres meritorios de referenciar: el concerniente al encuentro entre Bolívar y Morillo, donde supuestamente entre los temas iniciales de conversación de estos dos jefes militares, estuvo el concerniente a la relación entre Bolívar e Inés Mancebo de Miyares y donde Bolívar reconoce que esta mujer lo nutrió en los primeros meses de vida[14]; el otro,  la visita que aparentemente hace Bolívar a Doña Inés después del triunfo de Carabobo en 1821[15] y por último, el relato  que describe el alarde de los descendientes de Inés Mancebo  al escuchar a alguien  hacer gala de cierto recuerdo sobre el Libertador; estos acallaban cualquier pretensión con la frase siguiente: “Quite usted, que en mi familia  fue donde le hicieron  a Bolívar las entrañas, queriendo decir con esto  que la primera nodriza de Bolívar fue la esposa de aquel notable  militar, doña Inés Mancebo de Miyares,  noble hija de Cuba.[16].


Es pertinente  detallar en este artículo que Inés Mancebo de Miyares era una blanca criolla, natural de Santiago de Cuba, hija de Bernardo Mancebo y de Ana  María  Quiroga, perteneciente a una de las familias aristócratas de esa Isla.  Llegó a la provincia de Caracas a finales del siglo XVIII; cuando su esposo Fernando Antonio Vicente Miyares Pérez, un alto funcionario militar, de comprobada fidelidad a la corona española fue designado para cumplir funciones de gobierno en la Provincia de Venezuela; entre los importantes cargos desempeñados de servicio al Rey destacan: Intendente de la Provincia de Barinas y Gobernador político y militar de Maracaibo.


Cuando arriba a Caracas fija residencia cercana a la casa de Juan Vicente Bolívar, por su condición de esposa de un alto funcionario de la Corona, debió codearse con la aristocracia caraqueña; su amistad con Doña Concepción la llevó a prestar auxilio con su leche al recién nacido; del matrimonio Bolívar Palacios quien años más tarde se convertiría en uno de los mas connotados  personajes de la insurgencia  Independentista  de América contra el imperio español.


Cabe destacar que la señora Miyares se mantuvo fiel a la corona  y su esposo fue un militar activo del ejército español en contra de los independentistas, parte de sus bienes familiares fueron confiscados y según las referencias documentales ya citadas,  el Libertador interfirió para que estos le fuesen devueltos.


La primera mujer que amamanto, o en otras palabras  le hizo las entrañas. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios fue “Doña Inés Mancebo Quiroga y Miyares blanca criolla, nacida en Cuba y realista;  el contexto histórico que le correspondió vivir la convierte en una de las  madres de leche del Libertador


FUENTES CONSULTADAS


Documentos del Libertador en http://www.archivodellibertador.gob.ve


BERBESÍ DE SALAZAR, Ligia y  Vázquez de Ferrer Belín; Representaciones del poder en el antiguo régimen. el caso del gobierno provincial en Maracaibo.1799-1810 en Instituto de Estudios Hispanoamericanos ensayos históricos  2º etapa Nº 11 Anuario del Instituto de Estudios Hispanoamericanos. Universidad  Central de Venezuela Caracas  1999 consultado en  http://opsu.sicht.ucv.ve/pdf/ensayo%2011.pdf


 BERBESÍ DE SALAZAR, Ligia; Genealogía de los gobernadores de la Provincia de Maracaibo 1787-1812 consultado en:




[1] FEBVRE, Lucien; Combates por la Historia. Editorial Planeta –De Agostini Buenos Aires 1993.
POLANCO ALCÁNTARA, Tomás; Simón Bolívar: ensayo de una interpretación biográfica a través de sus documentos. Biblioteca Digital Andina consultada en:




RAMOS GUEDEZ, José Marcial; Las Ayas y Nodrizas Africanas y sus descendientes: Aportes  culturales tanto en Venezuela Colonial  como durante el siglo XIX. Ponencia presentada en el III Congreso Internacional de Ciencias Históricas. Barquisimeto, Julio 2009.


 RIEU-MILLAN, Mazrie Laure; Americanos en las Cortes de Cádiz Biblioteca Historia de América Edit. Grafipen España 1990


 ROJAS Arístides; Crónicas de Caracas. Editorial CEC. Libros de El Nacional 2005

TROCONIS DE VERACOCHEA, Ermila; Indias esclavas mantuanas y primeras damas Academia Nacional de la Historia, Alfadil Editores Caracas 1990.








[1] FEBVRE, Lucien; Combates por la Historia. Editoria Palaneta –De Agostini Buenos Aires 1993. Pág. 167
[2] La Colección Bicentenaria son textos escolares  gratuitos  distribuidos por el Ministerio del Poder Popular para la Educación a todos los planteles Oficiales de Venezuela 
[3] RAMOS GUEDEZ; José Marcial Las Ayas y Nodrizas Africanas y sus descendientes: Aportes  culturales tanto en Venezuela Colonial  como durante el siglo XIX. Ponencia presentada en el III Congreso Internacional de Ciencias Históricas. Barquisimeto, Julio 2009. Señala el autor que Hipolita permaneció por muchos años como esclavizada de la familia Bolívar en la hacienda-trapiche de San Mateo  (actual Estado Aragua) donde nació el 13 de agosto de 1763, de allí pasó como nodriza a Caracas  donde murió el 26 de junio de 1835 y
[4] Los documentos del Libertador donde este manifiesta su preocupación por Hipólita que hemos consultado   http://www.archivodellibertador.gob.ve; son u total de siete
[6] IDEM Doc. N° 271
[7] IDEM Doc. N° 118
[8] RAMOS GUEDEZ; José Marcial Las Ayas y Nodrizas Africanas y sus descendientes: Aportes  culturales tanto en Venezuela Colonial  como durante el siglo XIX. Ob.cit.
[9] El secuestro fue una medida de  confiscación y ocupación de bienes y propiedades utilizada tanto por realistas como por patriotas sobre los bienes de sus adversarios
[11] Idem documento N° 252 
[12] Aristides Rojas Naturalista, médico, historiador y periodista  nació en Caracas en 1826 y murió en 1894. Las crónicas de  Caracas es una literatura de corte Histórico donde relata  amenamente los  hechos  con una fina estética nutrió sus investigaciones en documentación de archivos relatos y puso al descubierto hechos de de la cotidianidad
[13] Rojas Arístides Crónicas de Caracas. Editorial CEC . Libros de El Nacional 2005. Pág. 99
[14] IDEM pag. 102 “Entre los diversos temas de conversación que tuvieron Bolívar y Morillo, este hubo de traer al primero  recuerdos gratos –En caracas tuve el gusto de conocer y tratar a vuestra bondadosa madre en la casa del brigadier Correa -_le dice
_¡Mi madre! _exclamó Bolívar…  Si,si,si  mi madre Inés ¡No es verdad? ¡Que mujer! ¡Que matrona tan digna  y noble cuanto talento cuanta gracia ¡ _añadió el Libertador
_¡No os parece una de las más elevadas matronas de Caracas?
_Si. Si. _contestó Bolívar-. Mas que elevada es un Ángel  _ añadió_  Ella me nutrió en los primeros  meses de mi existencia
[15] IDEM. Pág. 103 _¡Simón! ¡ Eres  tu! … exclamó  Inés al ver a Bolívar en la puerta  interior del zaguán.
_Madre querida, venga esos brazos  donde tantas vedes dormí  _ exclamó Bolivar
[16] IDEM. Pág. 103