Escrito por:
Nelly Guilarte Ugas
La
historiografía y la industria cultural hegemónica dominante han pretendido borrar
del imaginario colectivo la fuerte presencia de los elementos ancestrales de
nuestras culturas originarias, mediante sistemáticas acciones como:
descalificación, encubrimiento, negación, inferiorización o solapándola en el
discurso ponderado del llamado mestizaje.
Los
estudios etnográficos, históricos, arqueológicos que desde mediados del siglo
XX desarrollaron reconocidos
investigadores venezolanos entre los que
podemos señalar a Miguel Acosta Saignes, Lisandro Alvarado, Arcila Farías,
Brito Figueroa, Iraida Vargas, Mario Sanoja
para nombrar los más conocidos
y muchísimos otros de nuevas generaciones con prolijas
investigaciones han dado suficientes
argumentos para reivindicar la valía de lo indígena y el desarrollo cultural de estas, mas sin
embargo ha quedado subrayado casi
exclusivamente como cosa del pasado. Se hace entonces imperativo y necesario
que empecemos en un proceso de auto reconocimiento de lo que somos desde esa
ancestral herencia, constitutiva desde nuestro ser social y biológico tal y
como lo evidencian los estudios sobre
ADN mitocondrial de los venezolanos, investigaciones que nos proporcionan
argumentos desde otras aristas y se refiere al importantísimo y mayoritario
aporte genético indígena presente hoy en la población venezolana mayor al 70%. [1]
“La impronta histórica
de los pueblos indígenas se ha hecho evidente en las ya mencionadas
investigaciones científicas recientes sobre el ADN mitocondrial presente en
poblaciones de la región nor-central de Venezuela: el aporte genético indígena
es de 70%, el negro-venezolano de 20% y el europeo de 10%.En el oriente de
Venezuela, por otra parte, donde dominaron los pueblos caribes, el componente
indígena en el ADN alcanza el 84%, 8% el negro-venezolano y 8% el europeo. En
el noroeste de Venezuela donde dominaron los pueblos arawacos caquetíos, el ADN
mitocondrial indígena indica un 70%, el negro-venezolano 15% y el europeo 2%;
en la región andina donde dominaron pueblos de origen chibcha, el componente
genético indígena indica un 89%, el europeo 6% y 4% negro-venezolano”[2]
En
los últimos años con los alcances en materia de derechos sobre los pueblos indígenas recogidos en la Constitución
Bolivariana de 1999, la reconocimiento que se le ha dado a los pueblos
indígenas durante la Revolución
Bolivariana, es innegable su visibilidad; pero en el sentir Nacional lo indígena venezolano es aún cosa de los otros, de quienes ocupan los territorios donde estas naciones mantiene
una unidad étnica y cultural mayoritaria,
al hablar de lo indígena en seguida pensamos en áreas especificas de los estados Zulia,
Amazona, Bolívar, Delta Amacuro.
Por
otra parte lo cultural indígena lo pensamos
desde una concepción museística y
contemplativa, las danzas, trajes, penachos, cuentos y cantos se presentan en
actividades festivas en forma de espectáculo extraño y hasta exótico; colonizados
como estamos se nos hace cuesta arriba reconocer conscientemente esa extraordinaria herencia, mas sin embargo, ella está presente en nuestra cotidianidad; pero nos cuesta ver, lo indígena
que está en cada uno de nosotros y nostras, lo indígena que camina por las calles de las ciudades, sobre todo en la periferia de los
grandes núcleos urbanos, en nuestros
pueblos, en las frutas, verduras y toda la culinaria que degustamos desde nuestros fogones.
“Los
árboles que hay en esta Provincia que
tuvieron los indios y tienen de cultura son que junto a sus casa suelen sembrar
y criar unos árboles altos que ellos
llaman curagua y los españoles aguacates;…
Hay otros árboles muy grandes que llaman jobos,
la fruta es como ciruelas pequeñas, amarillos, más largos que redondo, huelen
bien, … y guayabos que su fruta es como manzanas , mayorores y menores; lo de
adentro esta lleno de granillos no se
digieren tienese que es fruta sana y de
lo de encima que es lo mejor se hace
conserva como de carne de membrillo , esta fruta es algún remedio contra las
cámaras comida verde. Hay otros árboles muy copados y grandes que los indios crían también junto a sus casas que llaman mamones, es la fruta como nueces verdes
pequeñas,… y otros que llaman guamos
su fruta es como algarroba”[3]
Cuando revisé este fragmento de la relación de Pimentel
escrita en mayo de 1585, importante
documento donde describe la provincia de Caracas, entonces en mi memoria aparecieron
imágenes relacionadas con mi vida árboles de
curagua (aguacate) y de guayabos cercanos a la casa, lo indígena
está en la memoria aún cuando no se tenga conciencia de ello; hoy en el marco
de esta agresión puesta en escena
desde los centros hegemónicos
imperiales de poder contra nuestro
pueblo, hemos apelado a esa memoria que yace casi olvidada, y, ese indígena que
llevamos dentro nos ha empezado a señalar
el camino para alimentar nuestro cuerpo
y nuestra espiritualidad para resistir, sobreponernos y avanzar.
.
[1]
Nos referimos a la tesis Doctoral en
Ciencias de Figuera Pérez Cristina “
Variabilidad Genética de Haplogrupos Mitocondriales Amerindios Detectados en
Poblaciones Urbanas Contemporáneas de la Zona Norte de Venezuela, ( Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas. Caracas 2015.
[2] SANOJA OBEDIENTE,
Mario El Legado de Chávez: Socialismo y Poder Popular Conferencia Nacional del Centro Internacional
Miranda: las Ciencias Sociales y los procesos de Cambio en el
SigloXXl 2016 en:
http://dominicanossolidaridadbolivariana.blogspot.com/2016/06/mario-sanoja-obediente-doctor-en.html
[3] BRICEÑO PEROZO, Mario; Temas de
Historia Colonial Venezuela tomo II
Biblioteca de la Academia nacional de la Historia Caracas 1986.pags 631-
632 en ese mismo numeral continua describiendo otras plantas frutales
y que dejamos aquí para su lectura “Hay piñas, fruta muy gustosa y olorosa, no
se tiene por sana; hay guanábanos
que son árboles grandes, su es como
melones pequeños… Crian estos indios otros árboles que llaman totumos que de sus frutas hacen
escudillas, taparas para agua como botijas, cucharas y coberturas para sus miembros genital…”