Escrito por: Nelly Guilarte Ugas
La península de Paria, al oriente del territorio venezolano es uno de los espacios por donde se inicia la invasión y conquista de nuestro continente, a estos espacios trajinados y vividos desde tiempos inmemoriales por sus originarios pobladores los Europeos le impusieron por nombre América, las tierras orientales ocupadas por los invasores en los últimos años del siglo XV, fueron objeto de exploraciones por las expediciones españolas, instalando en los primeros años del XVI pesquerías de perlas, actividad que impulsó con voracidad la cacería humana para vender los indígenas en el mercado esclavista del Caribe, la batida para capturar hombres, mujeres y niños no se limitó al oriente del territorio sino que se extendió por toda la costa inclusive penetró las montañas y valles interioranos de la cordillera de la Costa desde Paria hasta el Golfo de Venezuela.[1]. Escalofriante la Relación de Fray Bartolomé de las Casas en su Brevísima relación de la destrucción de las indias al referirse a la actuación de los mercaderes Alemanes en Venezuela.
“Han
asolado, destruido y despoblado estos demonios encarnados más de cuatrocientas
leguas de tierras felicísimas, y en ellas grandes y admirables provincias,
valles de cuarenta leguas, regiones amenísimas, poblaciones muy grandes,
riquísimas de gentes y oro. Han muerto y despedazado totalmente grandes y
diversas naciones, muchas lenguas que no han dejado persona que las hable, si
no son algunos que se habrán metido en las cavernas y entrañas de la tierra
huyendo de tan extraño e pestilencial cuchillo…”[2]
Podríamos decir que desde aquellos contactos
iniciales de asombro e intercambio
amistosos de hospitalidad por parte de los
indígenas, el desenlace de codicia y
viles atropellos encarnizados a que se someten a los pueblos originarios la
sanguinaria y despiadada relación que
los invasores imprimen, hace rápidamente entender a los pueblos originarios que
su relación con estos debería ser distinta y en ese sentido inician su natural defensa.
Las iniciales muestras de buena amistad que al principio
dispensaron los originarios en el contacto inicial quedo en el pasado, ya eran suficiente las muestras de enemistad,
todas las tropelías que se habían sucedido en más de medio siglo de presencia colonial, las expresiones de
fuerza muestran la faz belicosa y la
avaricia desmedida de los españoles, destruyen, asesina, violan, usurpan y
hacen gala de su superioridad; la
codicia orienta el desenfreno usurpador que les caracteriza.
Frente a la supremacía bélica y la experiencia militar de las tropas
colonialistas los indígenas pertrechados de su intrepidez y arrojo convirtieron
sus instrumentos de caza, pesca, laboreo y defensa personal en inexpugnable
armas para el combate; arcos[3],
flechas, macanas[4]
en combinación con sus conocimientos relativos al poder mortíferos de algunas
plantas y animales ponzoñosos también fueron utilizados como armas de guerra[5];
una beligerancia no convencional que tomó de sorpresa a los ejércitos invasores
en muchas oportunidades. Las técnicas que utilizaban en la caza de animales la
transformaron en táctica de emboscadas,
disimulados con el ropaje natural de los montes, ocultos entre peñascos y
velados entre las oscuras noches atacaban a los improvisados campamentos
invasores[6];
abrían hoyos por donde habían de pasar los enemigos, clavan estacas envenenas
en estos y en los alrededores de sus cobijos.
“En
la guerra hacen hoyos en los caminos y
en las partes que presumen y entienden
han de venir a pasar sus enemigos y en ellos hincan estacas agudas
tostadas y untadas de hierbas para que en ellos caigan y se maten. Ponente asi mismo puyas untadas con lo propio en las
labranzas y veredas y junto a sus casas entre la hierba. Son
peligrosísimas por la mala untura y no
verla hasta que están heridos.”[7]
La penetración y ocupación al territorio fue lenta,
tardía, dificultosa y hasta vergonzosa para las tropas invasoras por disímiles razones, pero en lo que se
refiere al territorio que geográficamente se extendía desde Macarapana hasta
Borburata, y muy específicamente el área central espacio vivido por los “indios Caracas la
razón fundamental fue la resistencia
bravía con la que indígenas que habitaban dichas tierras enfrentaron al invasor imperial; ilustrativa es la
referencia que nos dejó Tolosa en su relación sobre la Gobernación de Venezuela
de 1548.
“…fuera
de la laguna a dos ya a tres y
quatro cada diez y quince leguas ay
yndios en mediana cantidad de nación caracas y otras naciones y esta gente trae algun oro y ropa de hamaca habitan en cierras asperas es gente belicosa
y guerrera pelean con arcos y flechas i tienen muy fina yerva esa gente de a pie hacen muy poco caso
que ha acontecido a beynte españoles
salir beynte yndios y matar quantos españoles
y como la yerva es tan temida y el provecho que de los yndios se puede
sacar poco se están estos yndios sin dar lo que pueden a su magestad”[8]
Las fuentes escritas que hemos revisado concerniente
al proceso ocupación en el área correspondiente a la región central de
Venezuela indican que estos pobladores
originarios estaban alzados; pues los informes dados por los conquistadores en
los legajos dónde relatan sus órdenes de operaciones, expresamente afirman su
propósito de apaciguar y pacificar a los indígenas.[9]
La fiereza y belicosidad
de los indígenas es indiscutible, la documentación que hemos revisado son evidencia fehaciente
de que a los conquistadores no se les hizo nada fácil penetrar las tierras comprendidas entre Caracas y Borburata, los
contactos por la costa emprendidos por Francisco Fajardo no fueron
suficiente para adentrarse en el
territorio y establecer fundaciones
duraderas, someter a los belicosos y aguerridos pueblos asentados en
estos territorios fue cuesta arriba, fundadas algunas efímeras poblaciones en
la costa o el valle de los Caracas estos las despoblaban, como también
atacaban cualquier existencia instituida por
los españoles en estos espacios
centrales de Venezuela “Y no contentos
los indios con haber echado los españoles de esta Provincia iban a
los hatos de vacas y estancias de la ciudad de Valencia que está de esta de
Santiago de León veinte y cuatro leguas a la parte occidental y hacían mucho
daño procurando desdoblarla como habían hecho
a estos dos pueblos…”[10]
Los distintos grupos
en su mayoría de filiación Caribe repartidos entre valles, montaña, y
sabanas por el centro del territorio venezolano que conformaban la gran región de los Caracas; defendieron
con arrojo su derecho a la libertad, la lucha fue encarnizada, con sus armas
defendieron el territorio de los
ejércitos ocupantes, les hicieron
retroceder en muchas oportunidades con su aguerrida ofensiva.
El violento proceso de ocupación fue causa da la
despoblación en vastos territorios, por la fuerza sometieron a quienes
sobrevivieron a sus matanzas, algunos capturados, otros sometiéndose a sus
opresores y los restante atrincherados
en las intrincadas montañas mantienen su insumisa rebeldía, dándole guerra a
los conquistadores durante un dilatado tiempo. En contra de estos insurgentes
se desató unan feroz y sanguinaria persecución que ni los mismos relatos
oficiales de sus contendores pudieron ocultar,
evidencia de tal afirmación la
encontramos en una correspondencia oficial que en 1612 envía a las autoridades españolas
el Gobernador García Girón, donde comunica la condiciones de la Provincia de
Venezuela y al dar cuenta de la situación con los indios alzados en las
montañas de Nirgua reseña:
“…y
los boy con blandura trayendo a la paz y an venido de caciques principales a la
ciudad de valencia… y les estoy aguardando aquí
por este camino se reducirán pues por
el de la guerra me parece no a propósito
por las grandes crueldades que los soldados an echo bendiendoles en las
ciudades vecinas y en cartajena y aorcandolos y matándolos todo por su gusto”[11]
Las distintas crueldades y vejaciones tales como:
Esclavitud[12],
asesinatos, mutilaciones entre otros castigos utilizadas por los tiránicos
conquistadores no lograron apaciguar la
insurgencia de los pueblos originarios alzados contra el imperio español en la
Provincia de Venezuela; en 1621 en carta del Gobernador Francisco de la Hoz y
Berrios escrita en la ciudad de Trujillo y donde se anexa un documento firmado por el cabildo de la ciudad de
Maracaibo con una serie de argumentos sobre la actuación del mencionado
gobernador y entre los méritos que se destacan para solicitar al Rey sea
prorrogado por tres años su mandato en la Provincia refieren que este ha
logrado con castigos reducir los indios alzados entre los mencionados están:
Quiriquires en la jurisdicción Caracas, Xiraharas en Nirgua, Gayones
Barquisimeto , Guamonteyes en los llanos y los rebeldes de la laguna de
Maracaibo.[13]
Refiere la documentación citada que este alto funcionario
ordenó a sus capitanes castigar a los indios “delincuentes” suponemos que con
esta etiqueta descalificaba a quienes conducían la insurgencia que al
descabezarla facilitaba la reducción de los demás “…por cuya orden se castigaban los delincuentes y se reduxen los demás yndios de esta parcialidad”[14]
asi se expresa de los Quiriquires; de igual forma lo hace con “los
yndios de nación Gayones que en sus términos estaban revelados asi mismo ha
enviado algunos capitanes con soldados al castigo Xirahara que demas de ser
muchos son belicosos”[15]
La experticia que les proporcionaba el conocimiento del
territorio les permitió a los pueblos originarios organizar su lucha la defensa de
este y su ofensiva frente al avance del invasor para hacerlos retroceder desde las alturas
atacaron con flechas envenenadas escondidos entre peñascos y montes atacaron
con macanas con gritos y sonidos de
fotutos los hacían retroceder su
carácter impetuosos y beligerante dio a su lucha largo aliento ye hizo
dificultoso el proceso de sometimiento.
Los pueblos originarios que se opusieron a la ocupación
imperial de las huestes españolas, encararon
con arrojo bravío la arremetida conquistadora haciendo muy embarazoso el avance
y la penetración al interior de estas tierras, asi mismo obstaculizaron la consolidación
de los asentamientos poblacionales. Sin embargo logró imponerse militarmente la
supremacía de las armas despóticas, asaltando territorios estableciendo
asentamientos urbanos y usurpando
tierras.
[1] DE LAS CASA, Bartolomé Historia Brevísima descripción de la
situación de las indias P. 25 Desde la costa de Paria hasta el golfo de
Venezuela, exclusive, que habrá doscientas leguas, han sido grandes e señaladas
las destruiciones que los españoles han hecho en aquellas gentes, salteándolos
y tomándolos los más que podían a vida para venderlos por esclavos.
[2] Ídem P.28
[3] BRICEÑO PEROZO, Mario, Temas
de Historia Colonial Venezolana tomo II.
Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia Fuentes para la Historia Colonial de
Venezuela Caracas 1986 p.627 “son muy
certeros y diestros en el arco porque desde niños son ejercitados en él y
fácilmente a un conejo como va corriendo lo flechan y matan”
[4] Ídem “…su pelear es a pie, flechándose y otras veces con macanas
que es un arma a manera de espada con dos filos votos es ancha la punta como
una mano son largas hasta la cintura y otras hasta la barba con las cuales
juegan de montante a dos manos y con las pequeñas con una. Hacenla labradas y
pintadas y siempre traen estas macanas en la mano, que le sirven de arma y
bordón…”
[5] FERNÁNDEZ DE OVIEDO, GONZALO Sumario de la
natural historia de las Indias. México: Fondo de Cultura Económica, 1950. 279
págs. CIHAC. CM- Versión digital E17-28
Consultado en Google libros en 10/agosto/2014 p.214 “La yerba de que aquestos indios usan la hacen, según algunos indios me
han dicho, de unas manzanillas olorosas y de ciertas hormigas grandes, de que
adelante se hará mención, y de víboras y alacranes y otras ponzoñas que ellos
mezclan, y la hacen negra que parece cerapez muy negra”
[6] OVIEDO Y BAÑOS José; Ob.cit. p. 288 “Retirados los
indios, Losada por dar alivio a su gente fatigada con los trabajos de aquel
día, hubo de quedarse aquella noche a la entrada de unas montañuelas, que
llaman las Lagunillas, aunque no pudo lograr el descanso que deseaba, porque
los indios aprovechándose de la obscuridad, salieron de las quebradas donde se
habían ocultado, y valiéndose de una ridícula estratagema, que les dictó su
invención, se vistieron de la misma paja de la sabana, y como ésta por ser
verano, estaba seca y crecida, sin que pudiesen ser vistos se llegaban hasta el
mismo alojamiento, y disparaban sus flechas, con notable daño de la gente de
servicio, que como más desprevenida era la más maltratada, hallándose por
instantes, sin saber por dónde, heridos, sin que pudiese el discurso prevenir
el origen de aquel daño”
[7] BRICEÑO PEROZO, Mario
Ob.cit. p 628
[8] AGI Patronato 294 N28
Doc. cit. folio 6
[9] Ídem folio 16-17 “…el
dicho señor governador le ha enviado con jente de pie y a cavallo como a u teniente a conquistar y apaciguar la
dicha laguna de de tacarigua y el puerto de Borburata y Caracas y sus comarcas
donde ha mandado busque minas”
[10] BRICEÑO PEROZO, Mario. Ob.cit. p. 618-619
[11] AGI. Santo Domingo Carta de Gobernadores Gracia de Giron. 193,R.16,N69 folio 2-3
[12] El re-dimensionamiento de la política colonial
de España respecto al tratamiento de los “indios” en el “nuevo continente” y
que implicó el reconocimiento de estos como vasallos del Rey, por lo tanto a
ser protegidos, conllevó a la promulgación de leyes que los eximia de la
esclavitud; pero con los pueblos caribes se mantuvieron las disposiciones reales que autorizaban su esclavización hasta bien adentrado el siglo XVIII; todavía en
1756 una real cedula referida a las libertades de los indios indica
que los indios de América no podrían sufrir de esclavitud excepto los Caribes. ARCILA
FARIAS, Eduardo; El régimen de la encomienda en Venezuela. Universidad Central
de Venezuela 3era edición Caracas 1979 p. 42
[13] AGI. Santo Domingo Carta de Gobernadores Carta de Francisco de la
Hoz Berrios 194 R 1N9 folio 2-3
[14] Ídem folio 2
[15] Ibidem